13 diciembre 2008

Contacto con la persersidad

Uno piensa que vive en un ambiente controlado, en una sociedad civilizada, regida por normas éticas (o no), y rodeado de gente normal.
En general es así. Vamos, obviando que todo el mundo tiende a algún tipo de patología mental (quien esté libre de pecado, que levante el anca!), por lo general la tendencia es soportable, y vivimos una cómoda existencia, felices y despreocupados.

Pero, evidentemente, y aunque no nos acordemos, la perversidad está allí, agazapada. Esperando hacer la compra, lavar el coche, pasear al perro, llevar los niños al cole, o llamar por teléfono al banco. Porque a la perservidad no se la ve tan de lejos, claro. A ver qué os creeis, que los asesinos psicópatas con más fama suelen ser excelentes vecinos, y su familia está encantada.

En el (estresante) mundo del teleoperador, cuando uno tiene que atender, lo mismo 11 llamadas a la hora, tratas en poco tiempo con muy distinto tipo de gente.
Hay gente que se comporta de forma encantadora, paciente, comprensiva y razonable... Claro, que el teléfono saca lo peor de nosotros mismos.
Uno no llama a un servicio de att. al cliente -de cualquier tipo- para felicitar, ni para buscar conversación (quiero decir normalmente. Alguno hay de estos, pero, probablemente, sea también patológico). Llama porque las cosas van mal, y quieres solucionarlas.
Y evidentemente, hay distintos tipos de "ir mal": No es lo mismo no encontrar el teléfono de tu peluquería que ir a perder un avión. Tus nervios no están igual, tu humor no está igual.
El "tu mismo" (el ello, que diría Freud??), que lleva acechando semanas, está a la que salta. Y basta que una teleoperadora te diga que no hay sistema, o que te tiene que pasar con una compañera, para que se entre en cólera.

Pero, claro, los psicópatas, pederastas, asesinos, maltratadores, y todos los demás hijos de puta que hay sueltos por ahí, de todo tipo de pelaje y condición, también llaman a estos servicios de teleoperadores.
Santiago del Valle, El solitario, El violador de ancianas, Txeroki y el asesino de la Catana también tienen línea de teléfono, gas, luz, cogen aviones y tienen cuentas en bancos online.
La perversidad, la tendencia al pisoteo del otro, salen facilmente con servicios que no siempre funcionan tan bien como deberían (o más bien: que nunca funcionan como deberían)

Cuando cogieron al Solitario, hubo declaraciones de una teleoperadora de una telefónica que recordaba perfectamente una llamada que él había hecho, y que la había tratado de forma totalmente humillante. ("Eres una puta y no sabes quien soy" le repetía. Llamó 10 veces para averiguar el nombre de la teleoperador. Ella dijo "Su nombre se me quedó grabado a fuego, y cuando lo leí me llevé una gran impresión")

Como clientes, creemos que las personas que nos atienden al otro lado del teléfono no son capaces de recordar a los clientes que atienden durante un día. No se quedan con los datos, no nos reconocen.
Obviamente, la mayoría de las veces es así, pero no siempre.

Hubo un caso, hace relativamente poco, en que un cliente recibió una factura de Gas Natural, en que alguien había sustituido su nombre y apellidos por "Gilipollas Caraculo"
Nadie le ha preguntado al teleoperador en cuestión qué es lo que había hecho el Sr. Caraculo para merecer este trato.
Pero apuesto a que no había sido especialmente amable. Y a que él no se ha olvidado su nombre de verdad.

En el blog Teleoperando hay muy post, muy gracioso, sobre unos clientes que llaman habitualmente al servicio que atiende. No los conoce por nombre, pero sabe quien son.

Mi hermano, trabaja en un servicio igual al mío, pero de otra compañía. Se da el caso de que hay un cliente, común y habitual a los dos. Se comporta igual en los dos. No es un psicópata, pero necesita compañía. En mi trabajo, y en el suyo, se le conoce por su nombre de pila.

Yo tengo también mis demonios particulares, JAMdlT y JSTV, que no nombraré con nombres y apellidos (que los recuerdo. Los tengo, como diría la otra, grabados a fuego en el cerebro) para no violar la Ley de Protección de Datos.
Me encantaría, no obstante, saber en cuantos servicios están dados de alta, y leer las reclamaciones planteadas, los comentarios de los otros teleoperadores, cuantas veces les han colgado, de cuantos sitios les han echado a patadas.
No es posible, claro, pero fantaseo con ellos. Estoy segura de que acabarán saliendo en las noticias, como un Joseph Fritz a la española.

Yo sé quienes son ellos, pero ellos no recuerdan quien soy yo.
Porque ellos se comportan de forma igualmente desagradable y prepotente con todos nosotros, con todos los que nos cruzamos con ellos.
Sin embargo, el contacto con la persersidad y con la hijoputez, es algo difícil de olvidar.

P.D. Post dedicado a JSTV. No lo vas a leer, pero te lo digo ¡¡Te jodes!!

2 comentarios:

Santiago Alonso dijo...

" Yo sé quienes son ellos, pero ellos no recuerdan quien soy yo." Sabemos quien eres y bajo la linea telefónica hay un inmenso Gran Hermano que te vigila...

Cuidado...

Anónimo dijo...

Sé qe estabas muy alterada escribiendo esto, porque escribes como hablas, (confundes letras). Que no se diga de una licenciada, coño!!
Por lo del tema... estoy de acuerdo con que no lo leerán, pero a mi me da seguridad saber datos de quien me hace la vida imposible, por si un dia se me cruza el cable y con atenuante de locura voy y les rajo!
(pa eso soy de usera....)